Tus etapas más luminosas son temporales, así que debes vivir el momento cuando el sol esté brillando.
Tus etapas más oscuras también son temporales, así que nunca debes rendirte cuando esté lloviendo.
La vida es más disfrutable cuando aprecias lo temporal que es cada momento!
Esto me puso a pensar ¿qué tanto la “temporalidad” está en nuestra mente?
Por ejemplo:
Adaptarse a una situación de grandes cambios, ¿cuánto tiempo debería tomar? Claro que es algo muy subjetivo y tampoco tenemos un manual que nos guíe paso a paso para lograrlo. A veces nos forzamos a cambiar ideas de nosotros mismos para sobrevivir a esas circunstancias, vemos que esa crisis pasa y parece que lo temporal se nos hizo eterno. Sin embargo, en el fondo queremos recuperar algo de lo que éramos antes de esa crisis. Nos adaptamos, pero cambiamos.
¿Anhelas regresar a esa parte de ti que sentías que brillaba?
¿Sientes que por adaptarte a los cambios te has ido apagando?
¿Te has perdido o distraído en la búsqueda de tu motivación interior?
Hagamos este ejercicio:
- Conéctate con esa voz que te susurra lo que de verdad te gustaría hacer en la vida, no lo que “debes hacer” o lo que los demás esperan de ti.
- Súbele más el volumen a esas ideas de cómo quieres verte dentro de uno o dos años.
- Sé compasivo con tus errores y ya no te castigues por “haber perdido el tiempo”.
- Pero toma una decisión ahora. Una que sientas congruente contigo. Una que de verdad esté alineada con lo que anhelas. No dudes más de ti.
- Sé constante, ten disciplina, da un paso en esa misma dirección cada día y mantén el foco.
Sí podemos recuperar lo mejor de nosotros mismos. Tráelo al presente y hazte ese regalo.
¿Te atreves a hacer este experimento?
¡Espero que sí!
Virna Hernández Urdaneta
Psicóloga Clínica